
Lic. Lennys Tejada Betancourt
El año civil comienza el día 1 de enero, sin embargo, el año litúrgico o año eclesiástico inicia con el tiempo de Adviento. El año litúrgico tiene cinco tiempos que son Adviento, Navidad, Ordinario, Cuaresma y Pascua.
Adviento es la época del ciclo litúrgico en que nos preparamos para la venida de Jesucristo. Este tiempo solo dura unas cuatro semanas, que sirven como preparación para la Navidad o nacimiento de Jesucristo. El Adviento es tiempo de preparación y esperanza.
Todos sabemos que Jesús ya nació hace más de dos mil años en Belén, pero la venida que esperamos es una venida a nuestra vida íntima. Por la acción misteriosa del Espíritu de Amor, Jesús está naciendo constantemente en las almas, su nacimiento místico es un hecho presente o mejor dicho es de ayer, y de hoy, y de todos los siglos.
Este es un tiempo para hacer con especial finura el examen de nuestra conciencia y de mejorar nuestra pureza interior para recibir a DIOS. Así cuando llegue el día de Navidad, nuestra alma estará dispuesta para recibir a Jesús. Es necesario mantenernos en estado de vigilia para luchar contra el enemigo que siempre estará acechándonos para alejarnos del bien.
Significado y/o etimología:
La palabra «Adviento»; este término no significa «espera», como se suponía, sino que es la traducción de la palabra griega parusía, que significa «presencia», o mejor dicho, «llegada», es decir, presencia comenzada. En la antigüedad se usaba para designar la presencia de un rey o señor, o también del dios al que se rinde culto y que regala a sus fieles el tiempo de su parusía. Es decir, que el Adviento significa la presencia comenzada de Dios mismo.
El adviento nos recuerda dos cosas:
Primero: que la presencia de Dios en el mundo ya ha comenzado, y que él ya está presente de una manera oculta.
En segundo lugar: que esa presencia de Dios acaba de comenzar, aún no es total, sino que esta en proceso de crecimiento y maduración.
Su presencia ya ha comenzado, y somos nosotros, los creyentes, quienes, por su voluntad, hemos de hacerlo presente en el mundo. Es por medio de nuestra fe, esperanza y amor como él quiere hacer brillar la luz continuamente en la noche del mundo. Jesús nace cada vez que un hombre permite que la luz del bien haga desaparecer en él las tinieblas del egoísmo, de la envidia, del rencor, etc. Dios nace allí donde se obra por inspiración del amor del Señor, donde se hace algo más que intercambiar regalos.
Adviento significa presencia de Dios ya comenzada, pero también tan sólo comenzada. Esto implica que el cristiano no mira solamente a lo que ya ha sido y ya ha pasado, sino también a lo que está por venir. En medio de todas las desgracias del mundo tiene la certeza de que la luz sigue creciendo oculta, hasta que un día el bien triunfará definitivamente sobre el mal: el día que Cristo vuelva.
La corona de Adviento:
La corona o guirnalda de Adviento es el primer anuncio de Navidad. Es un círculo de follaje verde, la forma simboliza la eternidad y el color la esperanza y la vida. Va enrollada con un listón rojo, símbolo del amor de Dios que nos envuelve y también de nuestro amor que espera con ansiedad el nacimiento del Hijo de Dios. En el centro de círculo se colocan las cuatro velas (pueden ser tres moradas y una rosa o bien todas blancas) para encenderse una cada domingo de Adviento. La luz de la vela simboliza nuestra fe.
El conjunto se sitúa cerca del altar o del ambón de la Palabra, si es en la Iglesia, o en un lugar adecuado si se utiliza en un ambiente familiar o escolar.
En Navidad se puede añadir una quinta vela blanca, hasta el final del tiempo de Navidad y si se quiere se puede situar la imagen del Niño en relación con la corona: se tiene que ver que la Navidad es más importante que la espera del Adviento.
La corona, que procede del Norte (países escandinavos, Alemania), tiene raíces simbólicas universales: la luz como salvación, el verde como vida, forma redonda como eternidad. Simbolismos que se vieron muy coherentes con el misterio de la Navidad cristiana y que pasaron fácilmente a los países del sur. Se ha convertido rápidamente en un simpático elemento complementario de pedagogía cristiana para expresar la espera de Cristo Jesús como Luz y Vida.
Ten presente "QUIEN ES EL QUE VIENE, DE DONDE VIENE Y PORQUE VIENE". Con el corazón limpio salgamos a recibir a Nuestro Rey, que está por venir. ¡Que nuestro Señor Jesucristo nazca en los corazones de cada uno de nosotros!
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