Por Lic. Lennys Tejada Betancourt
Ante el lamentable hito histórico acaecido en la hermana República de Haití nos encontramos con una trama que quisiéramos fuera una simple pesadilla. Porque la tendencia natural es esconder o minimizar la crisis. Basándome en los estudios realizados por la Psicóloga Kathleen Ross, quiero comentar, en cinco pasos, el proceso por el cual pasaremos todos para poder llegar a la asimilación sana de la tragedia haitiana.
Negación: Estalla la crisis, la negamos, no podemos creer que esté sucediendo. Negamos que una tragedia cuya consecuencia arrastre tantos muertos pueda ser real. Pensamos que Dios no debe permitirlo y la Naturaleza no puede ser tan atroz.
Enojo: En esta etapa nos vamos haciendo conciente de que la crisis o tragedia es real e inevitable. Nos enojamos con Dios. En ocasiones renegamos de nuestra fe y ciertas personas que no logran avanzar al siguiente paso terminan como ateos.
Regateo: La fase del regateo es el paso donde se ponderan las pérdidas y las ganancias. Se calculan las pérdidas pero también se sopesa el bien que se puede sacar y hacer de tal crisis o tragedia. Se piensa en los riesgos que provoca el desastre pero también en las oportunidades que arrastra. Es el momento en que decidimos volvernos a poner de pie para luchar por nosotros, por nuestras familias y por la nación. Y algunos hasta comentan dentro de sí mismos que “no hay mal que por bien no venga”.
Depresión: A pesar de que decidimos emprender vuelo, en ocasiones afloran los recuerdos de aquello que existió de otra manera en nuestro entorno, entonces es cuando percibimos que las pérdidas son mayores de lo que pensábamos e irrecuperables. Es el momento en que sentimos que nuestras fuerzas no serán suficientes y nos deprimimos.
Aceptación: En esta fase es cuando por fin entendemos que la vida tiene que continuar. Que debemos incorporarnos nueva vez a la sociedad. Que hay que seguir luchando. Hay que comenzar todo de nuevo. Hay que aprender de los errores para no volvernos a equivocar. Hay que hacer una reingeniería de nosotros mismos y nuestro entorno (visión, misión, acción, control).
No quiero terminar sin recordar que lo sucedido en Haití no es obra de la mano de Dios. Lo acaecido en Haití tiene sus raíces en las leyes de la Naturaleza. Así como el ser humano tienes sus normas, del mismo modo, la Naturaleza tiene las suyas por las cuales se rige. Hoy he tenido que recordar que “Dios siempre perdona, el hombre a veces perdona, pero la Naturaleza nunca perdona”.
El autor es filósofo y Dir. del Curso de Ciencias Religiosas y Catequética.
Temas Arriba

Negación: Estalla la crisis, la negamos, no podemos creer que esté sucediendo. Negamos que una tragedia cuya consecuencia arrastre tantos muertos pueda ser real. Pensamos que Dios no debe permitirlo y la Naturaleza no puede ser tan atroz.
Enojo: En esta etapa nos vamos haciendo conciente de que la crisis o tragedia es real e inevitable. Nos enojamos con Dios. En ocasiones renegamos de nuestra fe y ciertas personas que no logran avanzar al siguiente paso terminan como ateos.
Regateo: La fase del regateo es el paso donde se ponderan las pérdidas y las ganancias. Se calculan las pérdidas pero también se sopesa el bien que se puede sacar y hacer de tal crisis o tragedia. Se piensa en los riesgos que provoca el desastre pero también en las oportunidades que arrastra. Es el momento en que decidimos volvernos a poner de pie para luchar por nosotros, por nuestras familias y por la nación. Y algunos hasta comentan dentro de sí mismos que “no hay mal que por bien no venga”.
Depresión: A pesar de que decidimos emprender vuelo, en ocasiones afloran los recuerdos de aquello que existió de otra manera en nuestro entorno, entonces es cuando percibimos que las pérdidas son mayores de lo que pensábamos e irrecuperables. Es el momento en que sentimos que nuestras fuerzas no serán suficientes y nos deprimimos.
Aceptación: En esta fase es cuando por fin entendemos que la vida tiene que continuar. Que debemos incorporarnos nueva vez a la sociedad. Que hay que seguir luchando. Hay que comenzar todo de nuevo. Hay que aprender de los errores para no volvernos a equivocar. Hay que hacer una reingeniería de nosotros mismos y nuestro entorno (visión, misión, acción, control).
No quiero terminar sin recordar que lo sucedido en Haití no es obra de la mano de Dios. Lo acaecido en Haití tiene sus raíces en las leyes de la Naturaleza. Así como el ser humano tienes sus normas, del mismo modo, la Naturaleza tiene las suyas por las cuales se rige. Hoy he tenido que recordar que “Dios siempre perdona, el hombre a veces perdona, pero la Naturaleza nunca perdona”.
El autor es filósofo y Dir. del Curso de Ciencias Religiosas y Catequética.
Temas Arriba
No hay comentarios:
Publicar un comentario