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NO DEJEMOS MORIR NUESTRA MEMORIA HISTORICA

NO DEJEMOS MORIR NUESTRA MEMORIA HISTÓRICA
P. Carlos Santana


Sé que al igual que yo, muchos dominicanos prueban una sensación de contrariedad al tener que celebrar el día de Duarte, fundador de nuestra Nación, en total disociación del feriado que, en principio, estaba orientado a que toda la ciudadanía fijara su atención en tan memorable evento. La Iglesia, con una experiencia institucional de 2010 años de historia ha sido siempre cuidadosa de mantener vivo el recuerdo de los principales acontecimientos que son representativos para nuestra fe y que dan cohesión al pueblo de Dios, como por ejemplo, la Natividad del Señor, la Pascua, o la celebración de los distintos santos patronos de un pueblo. Es por ello que surge en la historia la costumbre de declarar no laborable esos días, en modo de permitir a los fieles poder centrar su atención en ese evento importante.

El concepto de fondo no es el de añadir un día más de “vacaciones”, sino de favorecer el que los fieles puedan hacerse partícipes de la celebración del acontecimiento que se recuerda. Lo mismo sucede con las fiestas patrias: se busca que el pueblo haga memoria de los acontecimientos que han marcado su devenir histórico y que contribuyen a fortalecer su identidad. Resulta contradictorio que nosotros cacareemos por los cuatro vientos que debemos promover los valores patrios y crear una conciencia y una identidad más sólida como dominicanos, cuando a causa de intereses ajenos a nuestra identidad, jugamos a cambiar las efemérides claves de nuestra Patria, para complacer dichos intereses. Quién podría celebrar con gusto el día Duarte, cuando todo el mundo está atento a las ocupaciones propias del diario vivir.

El mismo Gobierno se contradice cuando se esfuerza por celebrar oficialmente el día de Duarte el 26 de enero, y traslada el feriado al lunes más próximo. En este caso, no tiene ningún sentido declarar no laborable ese día. Estoy seguro de que nadie pensó en Duarte el lunes 25, y que si alguien lo recordó el día 26 fue, seguramente, algún chofer que, alterado por las incomodidades ocasionadas al tránsito con motivo del desfile de los estudiantes (que asisten al mismo por obligación) y de los funcionarios públicos (que igualmente están obligados a hacerlo), haya proferido una que otra maldición.

De ese modo no se hace patria. Es necesario que los ciudadanos tomemos conciencia de esta realidad y que creemos opinión pública para hacer que el feriado de los días patrios coincidan con el mismo día de la efeméride. De ese modo estaremos conservando nuestra memoria histórica. La excusa que se da es que si hay un día de fiesta entre la semana, esto altera el ritmo laboral y el estado de ánimo del trabajador, así como el aparato productivo. ¿No sería más fácil, entonces, si queremos ser coherentes, quitar definitivamente el famoso feriado del lunes? Entonces no afectaríamos el aparato productivo y todo seguiría normal. En ese modo se llegará a un punto en el que nadie recordará quién fue Duarte, en el que nadie recordará que hubo gente que se dio el todo por el todo para que hoy, no obstante todas las limitaciones e imperfecciones, pudiéremos vivir y gozar de esta realidad que llamamos República Dominicana.
El autor es presbítero,

Vicario de la Catedral y Vice-Canciller del Arzobispado.

Preguntas o comentarios: arzobisprensa@hotmail.com

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