El padre es insustituible en uno de sus principales papeles: ser el marido de la madre y viceversa. "El amor de los padres por sus hijos no pasa sólo en línea directa hacia ellos -aclara el psicoanalista francés Tony AnatreIla- sino, y esencialmente, a través de su relación conyugal.
En 1994, en pleno año internacional de la familia, Tony Anatrella, psicoanalista y destacado psicólogo social, hizo una radical declaración a través de Le Figaro: "Cuando los padres se aman, los hijos se sienten amados y el amor conyugal se transforma al interior de los hijos en la base de su autoestima. Cuando los padres se separan, desaparece esa seguridad de base, el hijo queda vulnerable y tarda mucho en recuperar la confianza en sí mismo".
Anatrella denunciaba entonces una tendencia social a ocultar los efectos de las separaciones, ya enaltecer exclusivamente el rol de las madres, como si ellas solas bastaran a su hijos, haciendo desaparecer la importancia de la paternidad tanto en las mentalidades como en las leyes. Pero aclaraba-, cuando una madre intenta ocupar el rol de padre termina convertida en una «madre sobre exigida», mientras que cuando el padre intenta ocupar el rol de ella, sólo se transforma en una segunda madre.
"Ya hemos pasado por épocas caracterizadas por padres napoleónicos, hoy vivimos en otra caracterizada por madres dominando la procreación. Pero a fuerza de sufrir los efectos de ambos errores, hoy la familia está entrando a descubrir, por la presión de sus propios hijos, que la familia no puede existir sin una estrecha alianza entre el padre y la madre".
En efecto, en los inicios del siglo XXI una fuerte tendencia viene a destacar un aspecto vital e insustituible de la figura paterna: el de ser quien ama y cuida de la madre, dándole confianza, seguridad y paz, para que ella a su vez logre realizar plenamente su maternidad. Esto obviamente rebela a mujeres autosuficientes, más cuando viene principalmente de psiquiatras y psicólogos varones. No obstante, son muchas más las mujeres que aplauden el hecho de ver cómo la ciencia confirma que ellas están en lo correcto al pedir amor, amor y más amor a sus maridos.
Por otra parte, estos especialistas no vienen más que a confirmar lo que los médicos neonatólogos, desde hace mucho tiempo, han comprobado empíricamente durante las primeras horas de vida de un ser humano. Se ha demostrado que el desarrollo psicomotor del recién nacido se facilita si la mujer se siente querida y protegida por una pareja estable, pues eso le permite acoger y alimentar mejor a su hijo. Así, el padre es un protagonista activo en el "apego" entre el hijo y la madre, apego que ayuda a que los recién nacidos se enfermen menos; duerman mejor y ganen más peso.
En un matrimonio todo puede ir bien -escribe el filósofo y psicólogo italiano Piero Ferruci-, pero hay que esforzarse para que eso continúe así. No se puede vivir de la renta del amor, y hay que recuperar de tiempo en tiempo el egoísmo del noviazgo, cuando ambos estaban solos. Entre otras razones porque los hijos pueden hacer que las relaciones sean mejores, pero también peores.
Mejores, porque llevan a unirse en la aventura extraordinaria de estar al servicio de unos niños que crecen y ayudarles a convertirse en dos seres humanos auténticos y completos. Pero peores, porque pueden dejar poquísimo tiempo para estar juntos. y la calidad intelectual de los diálogos puede caer en picada:"Estos pañales dejan pasar el pipí".iSumergid a dos seres humanos en el baño de semejante banalidad y es fácil que al poco tiempo se hayan hecho feroces".
La familia no puede existir sin una estrecha alianza entre los padres, pues el amor por sus hijos pasa a través de su relación conyugal.
Bibliografia:
www.encuentra.com
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