EL LEON DE MI PUEBLO
Por Edwin Polanco
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El león de mi pueblo, nació pobre en un lugar desconocido, más hoy es rico en poder y liderazgo. Su nombre es elevado en la cumbre del conocimiento.
Caminó oculto en la soledad y oscuridad de su destino, pero sabio y firme en su propósito: “dominar, siempre dominar”. Veía como algunos corrían por el camino que él transitaba. Su sabiduría le permitió aprender que todo camino posee curvas, y los que delante iban por la prisa no llegaban, pues se derrumbaban.
Caminó, nunca corrió. Lento, pero audaz y muy capaz se apegó a los sabios leones de su época. Así unos los llevaron y a ellos ha olvidado. ¿Mentiras, engaños, dinero? No sé.
Conquistó a los débiles y luego a los fuertes. Hoy el león de mi pueblo es el más, el dominador.
Su pueblo es su jungla movida al son de masa. Tanto así que es visto como león mayor. Admirado y respetado, pero también lisonjeado.
Sus contrarios temen a sus rugidos. Ya no saben qué hacer. Y si hablan la jungla no presta atención.
Parece un cuento, pero así es el león de mi pueblo. Dominador, fuerte, luchador incansable por su trono y cuidadoso de sus adversarios.
No obstante, sus estrategias hunden al desvalido e indigente, y favorecen a los corruptos y ambiciosos.
Sus súbditos, avanzan bajo una esperanza prometida, la cual nunca ha sido cumplida. La jungla está vacía. Todo se oculta. Sus habitantes desesperados, y el león a un lado cuidando su lugar que por los pobres ha sido alcanzado.
Cada día estudia que decir, pero nunca se detiene en el qué hacer. Y aún la jungla lo ve como el león del pueblo.
El hambre y la miseria corren entre ellos y qué hacer con la jungla donde las palabras caminan y los hechos no aparecen.
Al parecer la jungla está dormida o ya no quiere ver la realidad. La jungla es fuerte, pero poco sabia.
Cuántos habitantes tiene la jungla, pero solo uno se cree capaz, por eso domina, por eso hace lo que sus caprichos dicten. La vida no le importa, solo su poder vale.
Si la jungla despertara, la esperanza a sus hechos llegara. Pero el amanecer solo ve el temor y el atardecer muere triste. El león crece y se hace más fuerte.
Narro la biografía del león de mi pueblo que corre en cada uno oculto y observado. Qué pena decirlo, pero que jungla tan corta de mente.
¿Piensas en tu jungla?
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