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LA MUERTE Y LA RESURRECCION DE LA CARNE




A todos nos preocupa la muerte, sin embargo, para los cristianos no debe ser motivo de angustia y desesperación. A través de la muerte, el hombre consigue llegar a su fin último que es volver a Dios de quien procede. Sabemos que un día vamos a resucitar con Cristo, pero para esto es necesario "dejar este cuerpo para ir a morar cerca del Señor" (2Co 5,8).

La muerte es el final de la vida terrena. Nuestras vidas están sometidas al tiempo, en el cual cambiamos, envejecemos y, como todo ser vivo, tenemos un término, que es la muerte. Ante esta realidad, debemos pensar que contamos con un tiempo limitado para llevar a término nuestra vida y vivir de acuerdo a la voluntad de Dios.


La muerte es consecuencia del pecado

Aunque el hombre poseyera una naturaleza mortal, Dios lo destinaba a no morir. La muerte fue contraria a los designios de Dios Creador y entró en el mundo como consecuencia del pecado (Cf. Gn 2,13; 3,3; 3, 19; Sb 1,13; Rm 5,12; 6,23). El hombre se hubiera librado de la muerte corporal si no hubiera pecado, es pues, el último enemigo que el hombre debe vencer. Texto oculto